Ama su trabajo.
Los diseñadores en grandes oficinas solo piensan en el sueldo y en la hora de salida. El “freelancer”, en cambio, hace lo que ama de la forma en que quiere, siempre consciente de que: “Sin clientes felices no hay comida en la mesa”.
Se esfuerza más.
No teme darlo todo con tal de destacar y ganar una oportunidad. Un “freelancer” valora mucho más obtener un cliente satisfecho que las agencias. Al no tener los recursos de una gran firma, no puede darse el lujo de quedar mal.
Siempre está disponible.
Un “freelancer” aprovecha cualquier hora para trabajar y no tiene un horario que cumplir. Satisfacer a un cliente siempre es la prioridad.
Te pone más atención.
El “freelancer” se va a concentrar en tu proyecto hasta que estés perfectamente satisfecho, no tiene que lidiar con un coordinador o director que lo ponga a hacer otra cosa a mitad de un proyecto o hasta 2 o 3 al mismo tiempo.
Sólo te cobra por el diseño.
Cuando contratas una gran agencia, tienes que pagar por la recepcionista, el vendedor, el contador, el diseñador, el creativo, la renta de la oficina y la utilidad para la empresa. Con el “freelancer” sólo le pagas a una persona lo justo por su tiempo y esfuerzo.
Ya pasó por las agencias.
El “freelancer” ya trabajó en una agencia y conoce todos los procesos, herramientas, etc. Además, siempre va a buscar la solución mas moderna, innovadora y oportuna sin lidiar con ninguna “vaca sagrada”.
No te manda a su vendedor.
Con el “freelancer” no hay “teléfonos descompuestos”, siempre hablas con el responsable de tu proyecto; no es una agencia que te manda a un vendedor que sólo quiere tu dinero, sin idea de como resolver tu problema
Es el arma secreta de las agencias.
Cuando el agua llega al cuello en una gran agencia, no queda mas remedio que subcontratar a un “freelancer”. El cliente en consecuencia tiene que pagar los honorarios del “refuerzo” más el costo regular de la agencia.
